“El pueblo que vivía en tinieblas vio una luz intensa»
Is 8, 23-9, 3; Sal 26; 1 Cor 1, 10-13. 17; Mt 4, 12-23.
San Mateo nos narra hoy el inicio de la misión apostólica de Jesús, injertando un bello texto del profeta Isaías en su relato. Es una profecía llena de esperanza. El profeta está hablando de los días oscuros de la invasión asiria, la humillación y penurias que sufrió el pueblo de Israel y anuncia días de luz y liberación. San Mateo habla de Jesús como esa luz, esa libertad y esa justicia que llegan finalmente para el mundo.
“El pueblo que vivía en tinieblas vio una luz intensa, a los que vivían en sombras de muerte les amaneció la luz”.
¡Qué hermosa manera de hablar del significado de la venida de Jesús al mundo! ¡Qué hermosa y qué verdadera!
Una luz nos amaneció en Belén, una luz intensa que termina con la noche larga del hombre confundido, dando vueltas en círculo llegando siempre al punto de partida: su contingencia, su egoísmo, su incapacidad para salvarse a sí mismo, para redimirse. Larga noche que termina con Jesús, Sol de Justicia que ilumina a todo hombre (Jn 1, 9) y que, a quienes lo reciben, los capacita como hijos de Dios (Jn 1, 12).
Larga noche que no debe volver.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
P. Silviano Calderón cm
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