“Levántate y ponte en medio”
1 Sam 17, 32-33. 40-51; Sal 143; Mc 3, 1-6.
De nuevo una discusión sobre el sábado. Están en la sinagoga, hay un enfermo, es sábado y se supone que Jesús no debe curarlo, no debe hacer nada en favor del enfermo. Jesús lo pone en medio y habla sobre lo absurdo
de la situación. ¿Cómo una ley puede impedir hacer el bien a alguien que está en desgracia? ¿Es eso lo que Dios quiere? Y Jesús sana al enfermo.
Los adversarios se quedaron callados, sin argumentos. Pero en su corazón se fue gestando el firme deseo de acabar con Jesús. Es la salida de los violentos, de los que están cegados por su ideología, de los que no aceptan que Dios es Padre, que perdona a todos, que ofrece a todos su abrazo amoroso.
No aceptan un Dios así. Para ellos, dios tiene que ser “justo”, es decir, tiene que castigar a los malos y premiar a los buenos; quieren un dios celoso, vengativo, intransigente (como ellos).
¿Cómo es el Dios en quien crees? ¿Un Dios pequeño, a la medida de tu corazón mezquino? Si tu amor a Dios no te lleva a poner al hermano pequeño y pobre en el centro de tu vida y preocupación, como lo hace Jesús en la sinagoga, tu Dios no es el mismo de Jesucristo.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
P. Silviano Calderón cm
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