Pronto llegará el Señor, nuestro Dios
Jer 23, 5-8; Sal 71; Mt 1, 18-24.
Ahora sí, ya entramos en el ambiente de Navidad, y lo hacemos a la luz de lo que algunos llaman la anunciación a José. Para quienes ya creemos en Jesús Hijo de Dios, nuestro Salvador y Señor, es posible que sintamos lejano el desconcierto de José; tratar de comprenderlo y hasta disculparlo por decidir abandonar en secreto a su prometida.
Creer es un don, viene de Dios, la incertidumbre de José representa la necesidad que surge en los primeros cristianos por explicarse el sentido de la fe en Jesús. Por obra del Espíritu Santo, María concibió a Jesús y José es el primero en creerlo. El Espíritu Santo es quien hace que nosotros también creamos y venzamos los temores ante la novedad y el atrevimiento de un Dios que viene a salvarnos. Gracias al Espíritu Santo podemos despertar y despejar nuestras dudas, tener el valor y la confianza para recibir el misterio de Dios encarnado en nuestra historia.
¿Cómo vivo hoy la fe? San Mateo declara que todo sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado. Regocijarnos en Navidad es cantar de alegría porque el Señor siempre cumple sus promesas. Siempre.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Sor Alicia Margarita Cortés H.C.
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