«Dichosos los que temen al Señor»
Rom 13, 8-10; Sal 111; Lc 14, 25-33.
Hay una expresión muy común que dice: “amar, duele”. Y no tiene por qué ser distinto al tratarse del amor a Dios.
Renunciar a padre, madre, a la propia persona, cargar con la cruz… en una palabra renunciar a todo lo que se tiene, son las exigencias de Jesús a sus discípulos. Este es el estilo cristiano y Jesús nos ha mostrado el camino El camino sin cruz no es cristiano, la cruz sin Jesús no es cristiana.
En una pareja, cuando no se olvidan de sí mismos para darse por completo al otro, la relación no lo resiste. ¿Nos extraña que lo exija Jesús de nosotros?
Él pone el listón muy alto y no lo exige sólo de algunos, lo exige de todos los bautizados.
¿A quién no le cuesta renunciar a sus gustos, a sus deseos, a sus planes para seguir a Jesús?
Si sentimos que no tenemos fuerza para dejar todo lo que nos atrae del mundo para seguir a Jesús, es el momento de dar el sí generoso y confiar en que Dios hará lo que a nosotros nos falte.
Compromiso: Dejar “eso” que me está apartando de ser un auténtico discípulo misionero de Cristo.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Sor Carolina Flores H.C.
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