“Convocó a los doce y les dio poder y autoridad…”
Esd 9, 5-9: Tob 13; Lc 9, 1-6.
El amor de Dios ha llegado a tal extremo, que no sólo realiza la obra de la redención por medio de su Hijo, sino que por Él y en Él nos llama también a nosotros a asociarnos en su obra salvadora. Por eso, al llamar a sus apóstoles y a los discípulos para que continúen con su misión, hizo que todos seamos constituidos misioneros desde el bautismo.
El laico católico debe actuar en coherencia con su fe y vivir de acuerdo a las enseñanzas de Jesucristo en cada momento de su vida, de este modo, está llamado a santificar todas sus actividades cotidianas, siendo buen hijo, hija, padre, madre, esposo, hermano, etc. Otro nivel se da en el contacto con el mundo, en los espacios de la vida pública, donde está llamado a hacer presente el Reino de Dios en la vida social, política, económica, cultural, etc.
Los Misioneros Seglares Vicentinos (MISEVI), junto a las otras ramas de la Familia Vicentina, participan del carisma vicentino inspirados en el seguimiento de Jesucristo evangelizador de los pobres y colaborando en la misión con otras ramas de la Familia vicentina.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Jesús Plascencia Casillas C.M.
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