“El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido”
Ex 34, 29-35; Sal 98; Mt 13, 44-46.
Hoy celebramos a San Ignacio de Loyola. Herido en una batalla, mientras convalecía de sus heridas pidió libros de caballería para leer. Como no había de éstos, le llevaron lo que tenían a la mano, uno de la vida de Cristo y otro de la vida de los Santos. Al leerlos lo movieron a una profunda conversión.
Fundó la Compañía de Jesús en 1534 con seis de sus compañeros.
San Ignacio encontró el tesoro escondido en el campo y la perla preciosa. Lleno de alegría dejó todo lo demás por tener este tesoro: el Reino de Dios que anuncia Jesús. Así también muchos hombres y mujeres han hecho lo mismo a lo largo de 2000 años.
Jesús nos llama a seguirlo, no importa cuál sea nuestra condición. Nos llama a trabajar por el Reino de Dios, ayudándonos con su gracia. Y nosotros respondemos con nuestra entrega y compromiso. A veces fallaremos, pero con Jesús de la mano tendremos la fortaleza para levantarnos y seguir adelante y llevar la buena nueva a nuestros ambientes.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Corina Garza
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