“Pidan y se les dará”
Gn18, 20-32; Sal 137; Col 2, 12-14; Lc11, 1-13.
Jesús nos enseña a orar. La oración más completa que podemos hacer es el Padre Nuestro. Que esta hermosa oración que hacemos cada día no sea una repetición, sino que cada palabra la pensemos y la meditemos. Digámosla siempre despacio y así poder alabar al Señor.
Padre Nuestro, Padre de todos, no permitas que hagamos distinciones entre tus hijos. Venga tu Reino, Reino de amor, de paz y de justicia. Hágase tu voluntad, la aceptamos, Señor, porque aunque sea difícil sabemos que Tú nos llevas de la mano. Danos nuestro pan de cada día, estamos en tus manos, danos aquello que Tú sabes que necesitamos hoy para seguir tu camino. Perdónanos como también nosotros perdonamos, porque sabemos que Tú nos perdonas en el mismo instante que pedimos tu perdón. Ayúdanos a perdonar siempre aunque no nos pidan perdón. No nos dejes caer en la tentación, que todo aquello que pueda apartarme de Ti, sea removido de mi camino por tu gran misericordia, que tu gracia nos mantenga siempre atentos a cuidar de nuestra casa, de la naturaleza y de todas las maravillas que nos has regalado. Líbranos del mal, que mi voluntad coopere con tu gracia para alejarme del mal.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Corina Garza
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