“Señor,¿no sembraste semilla buena en tu campo?”
Ex 24, 3-8; Sal 49; Mt 13, 24-30.
Escuchamos hoy la parábola de la cizaña que crece junto con el trigo bueno. Esto me hace pensar en cómo vivimos todos nosotros rodeados de personas. ¿Son trigo o son cizaña? Y yo, ¿qué soy para ellos?
Todos llevamos en nuestro corazón el deseo de hacer el bien, hacer cosas buenas a quienes están a nuestro alrededor, los que conviven diariamente con nosotros. Pero también a veces nos gana nuestro lado negativo: el rencor, la envidia, deseos de venganza, todo esto que es contrario al bien, y hacemos daño aunque sea solo de pensamiento a los demás y a nosotros mismos.
Luchemos por hacer crecer en nuestro corazón todo lo que es bueno y agradable a Dios y tratemos con insistencia de alejarnos lo que nos impide con frecuencia ver a nuestro alrededor las maravillas que Dios, nuestro Padre, nos ofrece cada día.
Pidamos al Señor que nos ilumine con su Espíritu para que hagamos crecer en nosotros todo lo bueno que Él ha sembrado en nuestros corazones y así iremos disminuyendo aquello que nos aleja del amor.
Gracias Padre Nuestro por el amor incondicional que nos tienes.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Corina Garza
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