“Marta, Marta, te inquietas por muchas cosas…”
Gn18, 1-10; Sal 14; Col 1, 24-28; Lc 10, 38-42,
Jesús llega a hospedarse en casa de Marta y su hermana María.
¿Qué haríamos nosotros si Jesús llegara a hospedarse en nuestra casa? ¡Qué alegría tan grande! ¿Qué le diríamos? ¿Qué haríamos? ¿Qué le gustaría a Jesús?
Todos los días Jesús llama a nuestra puerta. A nuestra casa interior, a nuestro corazón. Quiere que lo escuchemos sentados a sus pies como lo hace María. Nos diría “te amo hija mía, hijo mío. Te amo así como eres. Eres único y tengo para ti esta petición: aprovecha todos los dones que mi Padre te dio, úsalos, compártelos, hazlos crecer y ponlos al servicio de todos tus hermanos”.
Como María, escojamos la mejor parte: escuchar a Jesús. Pongamos todo nuestro esfuerzo en hacer las cosas del Señor, y todo lo demás vendrá por añadidura.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Corina Garza
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