«La casa edificada sobre roca»
Gn 16, 1-12.15-16; Sal 105; Mt 7, 21-29.
Hoy podemos continuar la reflexión que hacíamos el día de ayer acerca de nuestro compromiso existencial con el mundo, por el mero hecho de ser cristianos. Y es que en este día escuchamos a Jesús diciendo que «no todo el que diga ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad del Padre».
¿Y cuál es la voluntad del Padre? Si echamos un vistazo por el Antiguo Testamento veremos que Yahvé siempre está atento a que todas las personas vivan dignamente, que sus derechos sean respetados, que no haya opresión entre el pueblo; y es también la constante búsqueda en la predicación y en la acción de Jesús.
Si quisiéramos resumir hoy cuál es la voluntad de Dios, tendríamos que decir que Dios se complace cuando somos capaces de salir de nuestro egoísmo y nos volcamos hacia los demás.
Es una advertencia seria la que nos hace Jesús este día, no hemos de pasarla por alto, no hemos de pensar que el bien lo haremos mañana. Jesús hoy nos invita nuevamente a convertirnos y a salir de nosotros al encuentro con los demás. Ser seguidor de Jesús es encontrarlo en los que más sufren y comprometerse con ellos.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Seminaristas del Seminario Mayor Vicentino de Tlalpan, Cd. de México
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