Sof 3, 14-18; Is 12, 2-6; Lc 1, 39-56.
“Feliz la que ha creído que se cumplirán las cosas que le fueron dichas de parte del Señor”
Hoy celebramos la fiesta de la visitación de la Santísima Virgen María. Cuando el evangelista Lucas habla de María, lo hace intentando llegar a las comunidades que en su tiempo vivían dispersas, acosadas y perseguidas por todo el imperio romano.
María es propuesta como ejemplo y modelo de todo discípulo en su relación con Dios: María es la que escucha, la que medita y guarda en su corazón todo cuanto recibía del Señor. ¿Qué significa esto? Entendemos que no se trata sólo de un gesto de silencio o de discreción, sino más bien, la manera de actuar conforme a la voluntad de Dios. El corazón es una parte vital en el ser humano, tiene la tarea de animar todo el cuerpo, por ello, la palabra meditada desde el corazón, debe animar y poner en acción a toda la persona para obrar conforme a la voluntad de Dios.
Preguntémonos, pues, por todo aquello que nos impide escuchar la Palabra, guardarla en el corazón y, desde ahí, dejar que esa Palabra, esa voluntad de Dios se haga vida en nosotros, y a través de nosotros, en medio de nuestras comunidades.
Seremos dichosos, como la Hija de Sion.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Seminaristas del Seminario Mayor Vicentino de Tlalpan, Cd. de México
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