Hch 14, 19-28; Sal 144; Jn 14, 27-31.
“Es la paz que el mundo no entiende”
Jesús habla de la paz, no como la entiende el mundo: como tranquilidad, pasividad, ausencia de guerra. Jesús propone una paz desde el amor entregado, una paz que se construye desde abajo, desde la tolerancia, la comprensión, la ternura.
El mundo se niega a recibir la paz que Jesús nos dejó. No queremos la paz, sino satisfacer nuestras ambiciones, cumplir nuestros deseos y proyectos a costa de cualquier precio. Y así, seguimos construyendo este mundo corrompido por ideologías, nuevas esclavitudes y deshumanización; un mundo excluyente y dividido.
“No puede haber paz si no va acompañada de justicia”. La justicia de Dios es un ajustarnos al proyecto de Jesús, no como medida equitativa de repartición, sino como el derecho de cada individuo a tener una vida digna, con atención, afecto, igualdad de derechos, entre otras cosas. Esto pide el Señor para todos: la paz.
Pidamos al Señor que su Espíritu llene de paz la tierra, que llene los corazones de esperanza para sentirnos verdaderamente hermanos unos de otros, y que a través de esta hermandad nos sintamos corresponsables de la construcción del reino.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Seminaristas del Seminario Mayor Vicentino de Tlalpan, Cd. de México
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