Hech 4, 32-37; Sal 92; Jn 3, 7-15.
“Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que quien crea en él no muera, sino tenga vida eterna”. Estas palabras de Jesús a Nicodemo nos dan el significado completo del misterio de su vida, muerte y resurrección.
–Primero, es un misterio de amor. Del amor de un Dios atento a sus hijos, sensible a su dolor y confusión, por eso les ofrece, en Jesús, su amor y salvación. Jesús es el Hijo entregado, para que en su vida, su muerte y su resurrección, todos encontremos el camino de regreso a la casa del Padre, encontremos vida eterna.
–Segundo: la única condición para acceder a este misterio de amor manifestado en Jesucristo, es “creer en él” para no morir y tener vida eterna.
Estaremos de acuerdo en que aquí, el “creer en él” no se refiere sólo a aceptar doctrinas, como un mero acto de la mente. Es mucho más.
Creer en Jesús significa, dejarnos atrapar por el misterio de amor que lo envuelve. Acoger su proyecto de un mundo transformado por el amor, como nuestro propio proyecto de vida, para que este mundo y nuestra propia existencia vayan encontrando el camino hacia una vida plena, eterna. Déjate atrapar por este misterio de Amor.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: P. Silviano Calderón S., cm
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