El 28 de agosto se celebra el «Día del Voluntario»[1], las personas que ayudan al prójimo sin preocuparse por reconocimientos o estatus. Una definición bastante completa está disponible en el sitio web del Programa Comunidade Solidária[2]: «Voluntario es el ciudadano que, motivado por los valores de participación y solidaridad, dona su tiempo, trabajo y talento, de manera espontánea y sin remuneración, a favor de causas de interés social y comunitario».

Los vicentinos somos también así: actuamos como voluntarios en favor de las familias necesitadas, además de instituyendo organizaciones benéficas que atienden a niños, jóvenes, enfermos y ancianos. Nuestro trabajo es totalmente gratuito, no remunerado, no partidista, apolítico y solo se centra en la caridad evangélica.

Pero ¿por qué es tan difícil sensibilizar a la sociedad civil hacia el voluntariado? ¿Por qué es todavía pequeño el número de voluntarios? Para ser voluntario son necesarios tres ingredientes que no siempre encontramos en las personas con intención de ayudar: disponibilidad de tiempo, compromiso y visión de conjunto. Vamos a explicar cada uno de estos conceptos.

Disponibilidad de tiempo: hoy es bastante común que la gente no tenga tiempo para nada. De hecho, muchas veces son las personas más ocupadas las que terminan por encontrar tiempo extra para trabajar como voluntarios. Es increíble, pero los voluntarios son generalmente personas muy ocupadas. Encontrar tiempo libre para la práctica de la caridad no es muy común. De nada sirve que la persona esté llena de buena voluntad para ayudar, si no tiene tiempo.

Compromiso: a veces muchas personas se acercan a participar en algunas actividades voluntarias, especialmente durante el mes de diciembre (en el tiempo de Navidad, en el que la gente se vuelve más generosa), pero luego desaparecen sin indicar las razones de su partida. La participación voluntaria tiene que ser responsable y continua, pues de nuestras acciones dependerá la vida y el futuro de muchos de los beneficiarios. Sin compromiso, ningún trabajo social logra ser eficaz y alcanzar los objetivos previstos.

Finalmente, la falta de visión de conjunto: también influye en gran medida en la efectividad del trabajo voluntario. Si el voluntario tiene dudas al contestar las preguntas: ¿por qué estoy haciendo esto?, ¿qué se pretende con este trabajo o ¿qué tiene que ver conmigo la desigualdad social en mi ciudad?, es porque no es consciente de su papel, realiza acciones sociales sin entender su relevancia y desconoce el sentimiento de compasión que está estrechamente relacionado.

Después de todo, ayudar a la gente es bueno para quien practica este tipo de acciones. Investigaciones estadounidenses y europeas han demostrado que los voluntarios tienen una mejor salud y viven más años. Es decir: ¡ayudar al prójimo les sienta bien! Y si alguien todavía le quedan dudas sobre dónde está nuestro prójimo, basta mirar alrededor y preguntarse: «¿Quién es mi prójimo?»[3].

La Sociedad de Vicente de Paúl sufre problemas semejantes a los de cualquier otra organización benéfica. No siempre nuestros consocios tienen disponibilidad de tiempo, compromiso con la causa de san Vicente o visión de conjunto. No siempre tenemos, en nuestras Conferencias y Consejos, voluntarios maduros, conscientes de su papel en la comunidad y conscientes de nuestros objetivos: la santificación personal y la promoción de los necesitados. Tenemos que orar.

[1]     En Brasil, en 1985, se instituyó el 28 de agosto como el Día Nacional del Voluntariado, por medio de la Ley nº 7352, firmada por el entonces presidente José Sarney. No obstante, a nivel internacional, el mismo año 1985 la Asamblea General de la ONU decretó que fuese el 5 de diciembre el Día Internacional del Voluntariado para el Desarrollo Económico y Social [n. del T.].

[2]     Comunidad Solidaria es un programa del gobierno federal de Brasil creado en 1995 por el entonces presidente Fernando Henrique Cardoso, que firmó el decreto nº 1366, de 12 de enero de 1995. Fue clausurado en diciembre de 2002 [n. del T.].

[3]     Cf. Lc 10, 29.

Renato Lima de Oliveira
16º Presidente General de la Sociedad de San Vicente de Paúl

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