Juventud Mariana Vicenciana, en su página de Facebook, ha ido recopilando, a lo largo del mes de febrero, varios testimonios de participantes en la reciente Jornada Mundial de la Juventud de Panamá. Son, sin duda, poderosos mensajes que nos hablan de una intensa experiencia espiritual en su peregrinación al encuentro del papa Francisco. Los vamos a ir publicando también en famvin.org, por su evidente interés para toda la Familia Vicenciana:
Sentirse amada por Dios…
Al principio, siempre quise ir a la JMJ Panamá, sin embargo al ver la realidad y la inversión, sabía que era muy probable que no pueda conseguir lo que se necesitaba a tiempo.
Luego de eso, Dios empezó, él actuó, y con diversas situaciones me dijo “tú vas”.
A raíz de ello, él fue poniendo todo en su lugar. Salieron proyectos y muchas formas de conseguir los medios que me permitieron darle click a mi ASISTIRÉ.
Después de 7 meses aproximadamente llegó el día, yo sólo me dije a mi misma, que lo que viviera en este encuentro con Cristo dependerá en la docilidad de mi corazón y cuánto yo me deje amar por él.
Aunque suene increíble, días previos, me contactaron unos jóvenes de Panamá (Dani y Richard) a preguntarme de mi asistencia yo no los conocía, sin embargo, me transmitieron mucha confianza, por lo que conversábamos de vez en cuando.
Llegué a Panamá y resulta que no teníamos cómo comunicarnos ni a quien acudir para llegar al EJV que ya estaba comenzando. Por gracia de Dios reconocí a uno de los chicos que me había hablado días previos y dije será o no será, me llené de valor y le hablé, cuando lo hago, voltea un pequeño cartel que lo identificaba como participante de la EJV, y si, era él. Nuestro salvador que nos llevó rumbo al encuentro.
Desde ahí dije, Jesús se ha encargado exclusivamente de hacerlo todo tan especial y lleno de aventura!
Sin duda lo que más rescato de el Encuentro Juvenil Vicentino, es la unión, el vivir el carisma, la fe y la alegría de todos los jóvenes de las distintas ramas, que cruzando continentes , fronteras e idiomas (cabe recalcar que hicimos de todo para entendernos) asistieron. Sé que como Vicentinos nos hemos sentido en familia, con integrantes que quizá no hallamos visto nunca, pero se sentía esa esencia de unidad que fue impresionante. El contagiarse la fe, el compartir y sentirse rodeado de aquellos que comparte la misma forma de amar a Cristo a través de los pobres, fue reconfortante, y más el hecho de habernos dado un choque con la realidad, de que no estamos solos en nuestras ciudades o países, que estamos en todo el mundo y que juntos luchamos por llevar a Jesús y ser testimonio vivo de su amor.
Por lo que agradezco inmensamente a todos los organizadores, a los voluntarios, representantes de las ramas vicentinas y a cada uno que hizo todo posible.
Fue mi primer EJV y sin duda Panamá se grabó en mi memoria y corazón por siempre.
La JMJ, hasta ahora intento encontrar las palabras adecuadas para explicar lo que hizo conmigo.
Iba ya un buen tiempo en el que andaba sin una fe fuerte, y era algo que se vinculaba también a muchas dimensiones de mi vida tanto espiritual, psicológica y mental.
Durante mucho tiempo me cuestionaba lo que verdaderamente se sentía ser amada, no lo tenía claro con mis experiencias que venía arrastrando de niña, ciertas heridas familiares y personales que me nublaban la visión. Sin embargo, recalcando el momento que para mí me abrió el corazón y me despejó la visión fue la Vigilia, a pesar de las miles de personas, y de todo, yo me sentí únicamente con Jesús, me sentí face to face, cara a cara… y desde lo más honesto de mi ser viví la contemplación y la docilidad de corazón. Hecho que me llenó y me hizo vivir la misericordia y alegría.
En pocas palabras… me hizo sentir amada por él.
Y así cómo este, hubieron muchos momentos especiales con Jesús, sólo me queda decir que estoy infinitamente agradecida, con él, y con todas las personas que fueron instrumentos de su obra.
A las familias panameñas que no sólo nos abrieron las puertas de su casa, también las de su corazón, me hicieron sentir en familia, particularmente superaron mis expectativas, y qué bonito porqué nadie puede decir más de un país que su propia gente ❤️
Y con esta pequeña experiencia, regreso a mi país recargada y con mucho por dar en mi centro JMV Manuel Pardo, porque la JMJ sigue en dónde estemos!
Hacia Cristo con María.
Renata Córdova Fernández
JMV Perú
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