Ex 3, 1-8. 13-15; Sal 102; 1 Cor 10, 1-6. 10-12; Lc 13, 1-9.
“Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?”
El relato de la higuera es breve y claro. Un propietario tiene plantada en medio de su viña una higuera. Durante tres años ha buscado su fruto. Año con año, la higuera lo defrauda, sigue estéril. La decisión es sensata. Si la higuera no produce fruto y está absorbiendo inútilmente las energías del terreno, lo más razonable es cortarla. “¿Para qué va a ocupar un terreno en balde?”. Con todo, el viñador propone hacer todo lo posible por salvarla, aboga por otra oportunidad para la higuera.
La parábola ha sido contada para hacer reaccionar nuestras conciencias. ¿Para que una higuera sin fruto?
¿Para que una vida estéril sin creatividad? ¿Para que una fe sin el seguimiento práctico de Jesús? ¿Para qué preocuparnos de “ocupar” un lugar importante en la sociedad o en la iglesia si no la transformamos con nuestra vida? ¿Para qué se va a ocupar un terreno baldío?
¿Qué sentido tiene participar de la creación si no contribuimos a construir un mundo mejor? Criar a un hijo, cuidar a los padres ancianos, cultivar la amistad, apoyar a una persona necesitada, no es “desaprovechar la vida”, es vivirla plenamente. Hagámoslo antes que vuelva el dueño de la viña. Y en tanto cantemos: “El Señor es compasivo y misericordioso”.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: José Luis Rodríguez Vázquez
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