Testimonio sobre la JMJ Panamá: Grexy Camero

por | Mar 8, 2019 | Formación, Juventud Mariana Vicenciana, Reflexiones | 0 comentarios

Juventud Mariana Vicenciana, en su página de Facebook, ha ido recopilando, a lo largo del mes de febrero, varios testimonios de participantes en la reciente Jornada Mundial de la Juventud de Panamá. Son, sin duda, poderosos mensajes que nos hablan de una intensa experiencia espiritual en su peregrinación al encuentro del papa Francisco. Los vamos a ir publicando también en famvin.org, por su evidente interés para toda la Familia Vicenciana:

Hola quiero contarte mi experiencia JMJ Panamá 2019.

Bendiciones y más bendiciones me acompañaron desde un primer momento, y considero que para mí todo comenzó el día que decidí sacarme mi pasaporte por si acaso, cosa que como saben en mi país cuesta un poco. (Por ningún lugar de mi mente pasaba que iría a Panamá).

Al año cuando por fin lo recibí celebré mucho y de allí un día común navegando por redes sociales me encontré con una cuenta de Instagram llamada @Catolicosypunto donde unas chicas venezolanas que viven en chile realizaban un concurso de un pasaje de avión para que un joven de Venezuela pudiese ir a Panamá a vivir la JMJ, lo pensé mucho y casi en el cierre del concurso decidí mandar mi vídeo – quien quita puede ser una buena experiencia – Pensé. Y así un año aproximado duró todo el concurso que por etapas íbamos avanzando y en enero del 2018 cuando procedían a anunciar el ganador, hubo muchos problemas de conexión a internet yo estaba cansada porque venía de trabajar y luego de luchar un poco con whatsapp e instagram logré ver un vídeo donde las chicas decían en 20 segundos que yo había ganado ese pasaje.

Todo se paralizó, comencé a llorar y decir mil veces Gracias Señor, me senté a llorar, no salía de mi boca algo más que Gracias Señor y así avise a los más cercanos tan grata noticia. Los tramites de Visa, vacuna, pasaje y costos concluyeron exactamente 3 días antes de mi viaje, duraron un año y pensé que ya no podría ir, algunas cosas en el camino se habían complicado, continúe orando y llorando. Gracias a Dios el 14 de enero parti rumbo a Caracas (Capital de Venezuela) donde mis amigos de JMV me recibieron con mucha alegría y entusiasmo hasta el momento de partir al aeropuerto. En mi parroquia, antes por supuesto, ya había recibido misa de envío, abrazos y buenos deseos. Con eso llevaba el corazón a mil, y los nervios por llegar a Panamá.

Llegué a Panamá como muchos con expectativas, súper feliz y ansiosa por reencontrarme con amigos que tenía dos años sin ver, ellos me recibirían unos días y luego fui a vivir mi primer Encuentro Juvenil Vicentino Internacional.
El aeropuerto era un mar de cantos y alegrías por parte de peregrinos de distintos países, y los panameños empezaban a contagiarse de eso. Desde el bus y el encuentro con brasileños, colombianos y solo dos venezolanas presentes fue genial el poder reír y mostrar desde el primer el instante el orgullo de cada uno por representar a su país. Nos trataron súper bien en todo momento y siempre hubo cantos, calor, abrazos, banderas y vicentinos del mundo felices por encontrarse con hermanos en carisma y fe. Así empezó a desarrollarse este EJV que me marcó, ya que pude compartir con JMV de Panamá, Honduras, Costa Rica, república dominicana, Colombia, Perú y más.

Hice muchos amigos, que oraron por mí y conmigo por mi país y aún hoy al final de esta linda experiencia me mandan mensajes de apoyo para cualquier situación. Mi grupo de formación fue divertido, participativo y muy nutrido al igual que mi Profesor como le empecé a decir a Hno Stuardo. Aprendí y conocí más riquezas de nuestra familia vicentina, encuentros culturales y clases que trataban sobre la alegría del evangelio, del ser vicentino, fue muy completo para este encuentro. Entre anécdotas no puedo sacar que entre los señores de la comida hay venezolanos y se sintieron muy felices al conocer una paisana que traía un pedazo de su tierra. Y yo más feliz por ver que trabajan con constancia para ayudar a su familia y son tan amables con todos.

Agradezco a los organizadores de este encuentro vicentino por los distintos espacios donde pude compartir con Jóvenes del mundo que se solidarizaron con mi país.
Al terminar el EJV viví el comienzo de Jornada Mundial de la Juventud de igual forma una bendición muy grande ya que gracias a la provincia de Colombia de la Familia Vicentina quienes me donaron la inscripción de todo pude vivir esta jornada así que mi delegación eran los chicos de Colombia que me adoptaron y me integraron, en nuestra parroquia de acogida había más venezolanos me sentí en casa.
A partir de allí la experiencia JMJ estaba en su mejor momento, intercambios culturales, sonrisas de bienvenida, catequesis, visitar la feria vocacional fue todo un tour de carismas inigualable, allí también hice amistad con unas chicas argentinas, el parque del perdón fue emocionante y lleno de espiritualidad en cada etapa te liberabas felizmente de cada pecado y a su salida escuchar un – ¡Te Confesaste, felicidades! fue único. En cada paso recibí apoyo y respuestas a preguntas que no sabía formular.
Encontrarme con mis paisanos en el vía crucis, la vigilia y ver esa bandera tricolor ondear me lleno el corazón de lágrimas de alegría, pero ver las banderas del mundo entero ondear juntas en un mismo lugar me dice que ¡Los buenos somos más, con oración podemos más, transformar el mundo al amor y alegría de Cristo es posible!

Al salir de la misa de envió un joven con un cartel que decía ¡Gracias peregrinos del mundo por soñar y hacer de Panamá un mejor país!, me conmovió y con un abrazo de alegría y gratitud nuestras lagrimas brotaron nuevamente.
Gracias Panamá por abrirnos las puertas de su casa y hacerla nuestra, por su atención, por sus sonrisas, sus manos, su apoyo, su alegría, curiosidad.

Y gracias Papa Francisco por ser uno con el pueblo de Dios, por dejarte ver cercano con olor a oveja mi pastor querido, por apostar a los jóvenes, por los consejos, las reflexiones, por darte tan amable a los que escuchamos con confianza al sucesor de Pedro. Gracias y mil Gracias a todos los que contribuyeron en esta experiencia que como joven llena de miedos, dudas y alegría hoy quiero llevar a casa para que así otros vean en este compendio de relatos auténticos que Cristo Vive presente, real, amigo, padre amoroso, cercano a mis tristezas y alegría.
San Vicente y Santa Luisa, Rueguen por nosotros.

¡Que Viva Jesucristo Rey de Reyes!

Grexy Camero
JMV Venezuela

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