Firmin, de JMV Madagascar, nos cuenta su experiencia espiritual durante la JMJ de Panamá

por | Feb 27, 2019 | Juventud Mariana Vicenciana, Noticias | 0 Comentarios

Me llamo Firmin, soy de Madagascar y tengo 29 años. Empecé a formar parte de este movimiento de la Juventud Mariana Vicenciana cuando todavía estaba en la Universidad en 2008, en una Capellanía (Amonerie) de la Universidad Católica en mi ciudad natal.

Hoy, tengo el gran placer de contarles mi experiencia en la JMJ. Lo haré en tres partes: Antes, Durante y Después de la JMJ.

Antes de la JMJ

Hace mucho tiempo que deseaba participar de este encuentro, ya que desde siempre he pensado que es la imagen viva del Paraíso. Miles de personas de todo el mundo reunidas en un solo lugar con el mismo objetivo «la paz de Cristo». Durante las JMJ anteriores (Cracovia, Río, Madrid) lloré de alegría al ver a jóvenes católicos como yo muy felices, siendo testimonio y demostrando con orgullo su fe en Jesús. Fueron lágrimas de alegría porque fui feliz al ver la alegría y la emoción de los jóvenes, pero al mismo tiempo, me sentía un poco celoso porque quería estar en su lugar. Mi sentimiento fue confuso pero aún así, solté algunas lágrimas.

En 2016, después de que el Papa dijera que la próxima JMJ se celebraría en Panamá, me dije a mí mismo: «Tengo que ir a Centroamérica en 2019».

Como ya tenía un trabajo, invertí y ahorré para poder lograr mi sueño de ir a Panamá. Y siempre me mentalicé que estaría allí. Deseaba tanto ir que la contraseña de mi antiguo correo de trabajo era «JMJPANAMA19». Es de locos… DECIR QUE SIEMPRE LO VIVO

Y afortunadamente para mí, Dios respondió a mi deseo.

Durante la JMJ

Siempre he concebido la JMJ como la imagen viva del Paraíso, como acabo de decir, solo hay felicidad y alegría. Sin embargo, no me engaño con eso, he vivido bien en Panamá.

Estas 3 cosas fueron las que más me impresionaron durante la JMJ:

Primero, la bienvenida de la familia. El primer día de la semana misionera, me sentía un poco estresado cuando me recogió mi familia de acogida. Tenía miedo porque era la primera vez que vivía una experiencia así, pero cuando comimos juntos en la misma mesa, todos en familia ese día y al hablar con ellos pude sentir el cariño que mostraban por mí y mi amigo Fred. Y a lo largo de nuestra estancia en casa de nuestra familia de acogida, nos volvimos locos de tanto cariño. Fueron muy generosos y afectuosos con nosotros. Su fuerte fe en Cristo y su devoción mariana también nos impresionaron mucho. Para mí, es una familia modelo. Como laico, quiero tener una familia así, unida y confiada en Dios. Desde esta experiencia pude adaptarme más fácilmente a mi nueva familia, que también fue extremadamente amable con nosotros. Todo esto es gracias a Dios.

En segundo lugar, el mensaje del Papa en la víspera de la oración del sábado por la noche me conmovió mucho. Lloré a lo largo de su mensaje. Como si viviera lo que viven los jóvenes. Él conoce en detalle todas las preocupaciones que sienten todos los jóvenes del mundo. El Papa es consciente de la carga sobre los hombros que llevamos los jóvenes. Para el Papa, tenemos una vida sin raíz cuando no tenemos educación, trabajo, familia, comunidad y parece imposible soñar con el futuro cuando nos falta esto. Durante su discurso, el Papa continúa deslizando algunas palabras de consuelo al poner a María como referente para los jóvenes. La Santísima Virgen que no duda en decir «sí», sin saber qué sucedería, ella confió en Dios. El Papa dijo que nosotros jóvenes deberíamos ser como María.

En tercer lugar, el intercambio entre los jóvenes durante la semana misionera. Nos comportamos como si ya hubiéramos vivido juntos durante algunos años. No había nada que separara a los jóvenes de diferentes países. Las emociones son tan fuertes y sinceras que hubo juegos, canciones, bailes, intercambios culturales, reuniones para hacer nuevas amistades, fotos durante la semana de la JMJ. Los colores de las diferentes banderas del mundo, nos hacía olvidarnos de todos los problemas del mundo, nos sentíamos como si fuéramos niños otra vez.

Después de la JMJ

La JMJ Panamá me dio mucha energía positiva. Siento que algo se renovó en mí. No tengo más preocupaciones y tengo mucha confianza en Dios, primero, y en mí mismo. Ya no le tengo miedo al futuro porque sé que en el mundo hay muchos jóvenes que pueden estar en la misma situación que yo.

Finalmente, quiero agradecer a Dios profundamente por darme esta oportunidad de vivir esta experiencia que me hará mucho bien para el futuro.

Firmin, JMV Madagascar
Fuente: http://www.secretariadojmv.org/

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