1 Sam 26, 7-9. 12-13. 22-23; Sal 102; 1 Cor 15, 45-49; Lc 6, 27-38.
“Amen a sus enemigos, hagan el bien”.
¿Alguna vez te has sentido despreciado? ¿Alguien te ha difamado? ¿Te han maldecido? Cuando uno ha sido objeto de alguna injusticia surgen ciertos sentimientos como la venganza o el rencor.
San Vicente de Paúl fue calumniado, el juez de Soré lo acusó de robarle dinero, y en las diferentes misas de las parroquias de París se anunció que Vicente era un ladrón. Empezó a tener mala fama, algunas personas se alejaron de él pues desconfiaban de su honestidad. Vicente tenía 29 años de edad.
¿Qué hizo Vicente ante tal injusticia? Decidió sufrir con paciencia, sólo dijo: “Dios sabe la verdad”.
¿Qué ocurrió después? Unos meses más adelante el verdadero culpable fue arrestado por otro delito y mandó llamar al juez de Soré y le confiesa la verdad: él era quien había tomado las monedas. El juez le pide perdón a Vicente y éste se lo otorga.
Las palabras de Jesús en el Evangelio de hoy no son fáciles de cumplir, implican la práctica de las virtudes. ¿Cómo amar a los enemigos? ¿Cómo orar por quienes nos difaman?
Vicente de Paúl, ante la calumnia, tomó como modelo a Jesucristo, confiando en que Dios es quien hace justicia.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Gladys López Pérez, hc
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