Gn 1, 1-19; Sal 103; Mc 6, 53-56.
“En el principio creó Dios el cielo y la tierra”.
Cuando eras niño, cuando eras niña ¿Te gustaba jugar en la lluvia? ¿Alguna vez jugaste con la tierra, con las hojas de los árboles?
De pequeños disfrutamos de la naturaleza y sentimos que nos pertenece, que somos parte de ella. Sin embargo, conforme uno crece, los paisajes de la naturaleza van pasando desapercibidos, vamos de prisa y no tenemos tiempo de contemplar. Nos perdemos la oportunidad de disfrutar de la creación que Dios nos ha regalado.
En el credo decimos: “Creo en un solo Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra”. Todo lo que el Señor creó lo diseñó especialmente para cada una de las personas que habitamos este planeta.
El Papa Francisco, ante su preocupación por la destrucción de la naturaleza, escribió la Encíclica “Laudato Sii” en el año 2014, para que todos, especialmente los católicos, colaboremos en el cuidado de “nuestra casa común”.
Dios está presente en toda la creación. ¿Qué acciones concretas puedes realizar en tu hogar, en tu trabajo, en tu colonia, en tu Parroquia, para que el regalo de la creación sea respetado y protegido?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Gladys López Pérez, hc
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