Heb 13, 1-8; Sal 26; Mc 6, 14-29.
“Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre”.
La carta a los Hebreos es dirigida a los Cristianos que están pasando por momentos de crisis, han descuidado la fe en Cristo y han abandonado las reuniones de comunidad, en donde compartían el amor cristiano. Para el autor de esta carta lo que la comunidad está viviendo es una situación grave.
Esta carta fue escrita para motivar a la comunidad a continuar con la fe en Jesús, a vivir la caridad con los que sufren. También les invita a vivir modestamente, a no tener avidez por las riquezas, a compartir de lo que tienen, pues la comunidad cristiana se caracteriza por el compartir y por el cuidado que tienen los unos de los otros.
Esta comunidad también estaba expuesta a las persecuciones, porque el llevar una vida de seguimiento a Jesús implicaba el riesgo de ser perseguido.
Nuestra vida debe estar impregnada de estas características: vivir centrados en Jesucristo, sirviendo a los pobres, compartiendo lo que somos y tenemos, y construyendo la verdadera comunidad de hermanos.
Ser cristiano es vivir como Jesús vivió, ser cristiano es creer que “Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre”.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Gladys López Pérez, hc
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