Jr 1, 4-5. 17-19; Sal 70; 1 Cor 12, 31-33; Lc 4, 21-30.
“Esta Escritura se ha cumplido hoy”.
Los paisanos de Jesús primero sienten admiración por él, aunque no entendían de dónde le venía esa sabiduría puesto que conocían a su padre y a su madre.
Todo está aparentemente bien, lo aceptan aunque no se explican por qué esa sabiduría en el hablar. Pero las cosas cambian en el momento que Jesús comienza a enseñar que los preferidos de Dios son los pobres y excluidos de la sociedad. Les recuerda que Elías fue enviado a una viuda de Sarepta y Elías cura de la lepra a Naamán, ambos son extranjeros.
Los que escuchan estas palabras de Jesús se enojan y pretenden lanzarlo por el despeñadero. No todos aceptan la Buena Nueva; cuando la Palabra de Dios toca los intereses personales de los que tienen privilegios, hay resistencia.
Lo que le ocurrió a Jesús nos puede también suceder a nosotros al anunciar la Palabra de Dios. ¡Cuántos obstáculos se nos presentan al querer hacer el bien! En ocasiones, al principio nos escuchan y nos aceptan, pero cuando se cuestionamos formas de vida contrarias al Evangelio, la situación cambia.
Pidamos al Señor nos dé la valentía y sabiduría de Jesús para ser fieles al Evangelio y no diluirlo por miedo a no ser aceptados.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Gladys López Pérez, hc
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