Rechazo a Jesús por parte de los suyos

por | Ene 31, 2019 | Formación, Reflexiones, Ross Reyes Dizon | 0 comentarios

Jesús es el gran profeta que Dios ha suscitado de entre nosotros.  Nuestro rechazo a él nos dejará sin conocer la verdad que nos haga libres.

Jesús se gana la aprobación y la admiración de la gente en la sinagoga de Nazaret.  Pero de repente se convierte en objeto de rechazo.  Es que él dice algo que les hiere a los oyentes el amor propio.

Los oyentes de Jesús se sienten heridos por indicar él que no son mejores ellos que los forasteros despreciables.  Les molesta también que hable él de las bendiciones concedidas a los forasteros pero negadas a los israelitas con semejantes necesidades.  Se enfadan, además, porque da a entender Jesús que el rechazo a él por parte de ellos llena la medida del rechazo de sus antepasados a los propfetas.  Así que él viene a su casa, y los suyos no lo reciben.

Pero no es imposible del todo que Jesús se tope con el rechazo entre los que nos tomamos por pueblo suyo hoy en día.  Pues también somos tan propensos como los feligreses de la sinagoga en Nazaret al ensimismamiento y al etnocentrismo.  Fácilmente nos olvidamos de que Dios, la Verdad, es mucho más grande que nosotros, nuestras creencias y prácticas.

A los feligreses católicos nos resulta fácil asimismo llegar a creer que somos superiores a los demás en rango y estatus, en méritos y derechos.  Los reportajes falsos y las mentiras además posiblemente nos dejen convencidos de que amenazan los inmigrantes nuestro modo de vivir.  Amedrentados, pues, quizás nos sintamos con necesidad de construir muros (véase EG 45).

Pero si abrigamos tales pensamientos y sentimientos, a lo mejor Jesús abrirá paso entre nosotros y se alejará (véase SV.ES XI:709).  Nos encontraremos entonces solos, encarcelados en nuestra concha (SV.XI:397).

El rechazo a Jesús no debe ser una opción para nosotros.

No podemos dejar que Jesús se aleje sin que hagamos daño a nosotros mismos.  Le necesitamos para que él nos anuncie la Buena Nueva, nos liberte de nuestros cautivadores y opresores, y cure nuestra ceguera.  Su proclamación del año de gracia nos dará la oportunidad para descansar y renovarnos.  Realmente, el rechazo a Jesús y su mensaje les conviene solo a los poderosos que se enriquecen a expensas de los demás.  Es que creen erróneamente que perderán todo y ganarán nada si prevalece el amor radical de Jesús.

Y prepárense quienes toman el amor de Jesús por norma de vida.  Serán objeto de rechazo por parte incluso de los suyos y hasta el extremo.  Hasta la entrega del cuerpo y el derramamiento de la sangre.  Pero Dios los fortalecerá frente a los reyes, príncipes, sacerdotes y el pueblo.

Señor Jesús, ayuda a los oprimidos, consuela a los afligidos, libra a los cautivos, alimenta a los hambrientos y fortalece a los débiles.  Manifiesta en todos el triunfo del rechazo absoluto que sufriste en la cruz.

3 Febrero 2019
4º Domingo de T.O. (C)
Jer 1, 4-5. 17-19; 1 Cor 12, 31 – 13, 13; Lc 4, 21-30

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