Hebr 10, 19-25; Sal 23; Mc 4, 21-25.
“¿Acaso se coloca una lámpara debajo de la cama?”
“Me emociona el deseo de ayudar a otras personas a encontrar lo que yo tengo”. Quien nos dice esto es Matt Simmons. Antes de dejarse encontrar por Jesucristo, estaba empantanado en el mundo de las drogas, tatuajes y esoterismos. Hoy es el director de Evangelización de la Diócesis de Lincoln, en Estados Unidos. Para dar el gran paso a la fe católica le ayudó mucho quien entonces era su novia y hoy es su mujer. Pero Matt Simmons, una vez convertido, no se guardó la fe para sí mismo. Comenzó de inmediato a compartirla con otros.
¿Acaso se enciende una lámpara para taparla con una vasija de barro? ¿Acaso tu fe no es como esa lámpara encendida para iluminar también la vida de los demás? ¡Qué pena! Que pocos católicos se sienten impulsados a ser evangelizadores. Y una fe muda, vergonzante o acomplejada, es una fe que se va apagando, como un rosal sin agua. Por eso Jesús nos dice: “Al que tiene, se le dará más, y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará”. Y no es esto una norma para un capitalismo espiritual. Es la descripción de la realidad. Si no vives y compartes tu fe, si sólo la tienes como costumbre marginal, se te irá muriendo o se llenará de supersticiones y pasividades. ¿No podremos revitalizar este tesoro?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Honorio López Alfonso, cm
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