2 Tim 1, 1-8; Sal 95; Mc 3, 20-21.
Las multitudes acudían a él y lo rodeaban, y no le dejaban ni tiempo para comer, pero los familiares de Jesús “fueron a hacerse cargo de él, pues decían: está fuera de sí”. Es decir: “está loco”.
La familia, frecuentemente animadora de nuestra fe, donde la comenzamos a conocer y a vivir, también hay casos –demasiados– en que se vuelve incomprensiva y chantajista. Si este miembro de la familia ama a Jesucristo, si se empeña en conocerlo más para seguirlo mejor, si emplea tiempo en darlo a los demás, si participa en un grupo parroquial, si gasta una hora en animar una pequeña comunidad, si invierte horas en servir a los necesitados… sus familiares la tachan de persona fanática, de perdedora de su tiempo. Pero si gasta esas horas –y más– en ver telenovelas o en los chismorreos del vecindario, nadie la tendrá por fanática ni como perdedora de su tiempo. ¿Entiende usted esto?
Si te sucede a ti algo parecido, recuerda a Jesucristo. A él lo tuvieron por loco, pero no le dio importancia y siguió adelante con su misión. Y la mejor ayuda que puedes prestar a los tuyos es ser fiel y no rendirte ante sus prejuicios y chantajes, además de llenarte de generosidad para con ellos. Algún día te comprenderán y te lo agradecerán.
¡Danos, Señor, la fidelidad ante las dificultades!
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Honorio López Alfonso, cm
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