I Jn 2, 18-21; Salmo 95; Jn 1, 1-18.
“A Dios nadie lo ha visto jamás… el Hijo lo ha revelado”
Recurrentemente aparece en internet una pregunta: “¿Se puede probar que Jesucristo es Dios?”. Nunca me he metido a ver las respuestas que aportan. Dudo que puedan cumplir las expectativas que provocan.
Pruebas sí se pueden encontrar para probar la existencia de Jesús de Nazaret, con la misma confiabilidad con que se puede probar la existencia de otros personajes históricos de la antigüedad. Aun así, hay aspectos de la humanidad de Cristo que pertenecen al ámbito de la fe: su ser hombre verdadero y perfecto en una Persona divina.
Hoy S. Juan afirma con rotundidad la divinidad de Cristo, su procedencia divina, su genealogía divina: Dios Padre “engendró” a su Hijo, Dios como él.Ya en el principio él –el Verbo, la Palabra– estaba con Dios y ERA DIOS.
El mismo que se hizo hombre, el Hijo por quien llegamos a ser hijos, nacidos de Dios; hijos de la luz que nunca deberíamos rechazar la Luz; hijos que viviendo en el mundo nunca deberíamos hacernos cómplices del mundo que lo rechaza a Él.
Jesucristo es la Palabra completa, absoluta. Dice San Juan de la Cruz:“Después de darnos a su Hijo, a Dios ya no le queda nada por decir”. Jesucristo es la revelación definitiva.
Aceptemos a Jesucristo, en la escucha y práctica de su Palabra.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Miguel Blázquez Avis, CM
0 comentarios