Mensaje navideño en vivo del P. Tomaž Mavrič, CM

por | Dic 24, 2018 | Formación, Noticias, Reflexiones | 0 Comentarios

La tarde del día 22 de diciembre, el P. Tomaž Mavrič, CM retrasmitió un mensaje navideño por Facebook, desde el encuentro de la Familia Vicenciana en Escobar, Buenos Aires (Argentina), para toda la Familia Vicenciana del mundo.

Mensaje del P. Tomaž:

Querida Familia Vicentina:

En esta navidad de 2018, quiero compartir con todos ustedes el gran privilegio que tenemos como personas de fe y como vicentinos. En el misterio de la Encarnación encontramos el núcleo de nuestra fe: Dios se hace hombre y, haciéndose igual a nosotros, nos hace a todos más parecidos a Él. Gracias a Jesús, hoy nuestra salvación se convierte en un camino cotidiano hecho de cercanía.

Jesús nació pobre, para decirnos inmediatamente que es en los pobres donde podemos encontrar a Dios y nuestra redención. A pesar del progreso de este periodo histórico hipertecnologizado, el mundo se ve afectado por numerosas guerras, por poblaciones enteras explotadas y hambrientas, y por enfermedades sin cura que ni el progreso puede resolver, y que solo Él, el amor, puede resolver; ese amor que es experiencia directa y no especulación filosófica, la experiencia de un encuentro con el otro basado en la confianza y la solidaridad.

Encontrándome en diferentes momentos con los jóvenes, oigo una pregunta: «¿Qué podemos hacer para mejorar este mundo?» Y la respuesta: experimenten el amor por los pobres.

Jesús fue claro y san Vicente de Paúl lo repitió siempre, exhortándonos a encontrar a los más abandonados. Hay que entrenar los ojos y el corazón para reconocerlos, porque, a menudo, abrumados por las cosas del mundo, no nos damos cuenta del dolor de los que están cerca de nosotros. Entrenar los ojos y el corazón para ver a los pobres es una práctica diaria que encuentra, en la oración, su mejor gimnasio. A través del compañerismo con Dios, con Jesús, podemos refinar nuestros sentimientos y hacernos receptivos a los demás. Solo así podemos sensibilizar nuestra creatividad y encontrar soluciones donde parece que no las hay.

Dios ha mostrado su amor por nosotros al darnos a su hijo, a Jesús. Nosotros podemos hacer los mismo al acoger a los hijos de Dios que están marginados, afligidos, desesperados. Para ello también podemos seguir el ejemplo de María y José que, a pesar de la adversidad, han mantenido fuerte a su familia, respetando la voluntad de Dios Padre.

Hoy, Cristo nace para oponerse a toda esta miseria irracional y, al nacer, pone ante nosotros nuestra responsabilidad como hijos de DIos. Cada uno de nosotros, como vicentinos y, sobre todo, cristianos, tenemos el deber de acoger a Jesús en nuestros corazones, dando un sentido concreto a nuestra vocación, nuestra misión. Por eso, les animo de todo corazón a que continuemos con la oración diaria, la meditación diaria como nos enseñó san Vicente de Paúl, centrados en un tema particual; les propongo el de ser solidarios con los pobres y conducirlos al Salvador tal y como lo hemos encontrado.

«Señor Jesús, ven y abre nuestro corazón y haznos dóciles a tu voluntad».

Feliz Navidad y que Dios les bendiga.

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