Ap 15, 1-4; Sal 97; Lc 21, 12-19.
“Ven Espíritu Santo y fortalece mi vida”
No hay duda que en la vida siempre hay y habrá problemas y dificultades; algu- nos tan fuertes que nos pueden voltear, derrumbar, hacernos flaquear o bajar los brazos…
Pero tampoco hay duda que, a pesar de las dificultades de la vida, Dios siempre estará con nosotros. Dios estará ahí, a nuestro lado, acompa- ñándonos, sosteniéndonos, asistiéndonos. Dios siempre está ahí.
Y en los momentos de mayor desesperación es donde debemos fortalecer nuestra fe en el Señor, confiar en Él, mirarlo y abrazarlo. Ya lo dice la Palabra de Dios: “El Señor es mi roca y mi fortaleza; es mi libertador y es mi Dios, es la roca que me da seguridad…” (Sal 18, 3).
Y una vez fortalecidos con la fuerza del Espíritu Santo, nosotros –discípulos y misioneros– podemos dar testimonio del nombre de Jesús, que es verdad, sabiduría, alegría, misericordia, humildad, bondad, paz y amor.
Y ese testimonio se convertirá en obra maravillosa de Dios, para bien de los demás.
“Señor, tus obras son maravillosas” (Sal 97).
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Arturo García Fonseca, CM
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