Dan 7, 13−4; Sal 92; Ap 1, 5-8; Jn 18, 33b-37.
“Ven Espíritu Santo, conságrame a Cristo Rey”
Miremos a Jesús ante Pilato, proclamando que es Rey al servicio de la verdad y del amor. Mirémonos a nosotros mismos, a veces tan engreídos y buscando admiración y aplausos de los demás, creyéndonos los “reyes del universo”, con poder, placeres y riquezas.
Jesús es el rey crucificado y su poder está en la entrega de sí mismo para la salvación de todos. Así nos enseña la inversión de valores en contra de lo que la sociedad nos pregona y enseña.
Jesús se entrega a la condena y muerte para enseñarnos que la verdadera realeza está en el amor, en el perdón, en la comprensión, en el servicio y en la solidaridad. Este es el reinado de Jesús y este modo de reinar hemos de aprender sus seguidores.
¿Eres bautizado? Felicidades, ya eres rey –porque desde nuestro bautismo participamos de Cristo sacerdote, profeta y rey–. Eres rey para servir y no para ser servido.
Amando es como entendemos el evangelio y sirviendo es como nos identificamos con Jesús y su misión. SERVIR ES REINAR.
“Señor, tu eres nuestro rey” (Sal 92).
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Arturo García Fonseca, CM
0 comentarios