«Dichosos a quienes el Señor encuentre en vela».
Ef 2,12-22; Sal 84; Lc 12,35-38.
La actitud común de los cristianos es estar despiertos, alertas y atentos, sensibles a los pedidos del espíritu de Dios y conscientes de su acción en el mundo. Me tomo un tiempo de tranquilidad en mi oración, de manera que pueda oír a mi Señor tocar mi puerta. En medio de todo el ruido que me rodea, ¿dónde puede ser que encuentre cerca al Señor, preparado para estar conmigo más plenamente?
¿El evangelio se refiere solo al final de los tiempos o Jesús está tocando diariamente a mi puerta? ¿Me desafía para reconocerlo en la figura de un extraño, una persona enferma, o una que necesita una palabra de aliento o una caricia? ¿Atesoro estas oportunidades como un encuentro con Cristo?
El cambio de roles de parte del patrón que servía a esos esclavos que estaban despiertos y alertas, nos dice mucho acerca de la bondad y generosidad característica de Dios, reflejada en Jesús y esperada en sus seguidores, nosotros.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Adrián Acosta López, CM
Familia, mil gracias por la explicación del evangelio del dia,
Att. Maria Cristina Martinez Hija de Maria desde Colombia