“El que quiera ser el primero, que sea esclavo de todos”

Is 53, 10-11; Sal 32; Heb 4, 14-16; Mc 10, 35-45.

Algunos apóstoles quieren saber quién se sentará a la izquierda y quién a la derecha de Jesús. No piensan que estar a su lado es trabajar con él en su proyecto de amor, de justicia, de caridad. Trabajar con Jesús no es un camino de poder y beneficios, sino un camino de sacrificio y amor. Amor que, al igual que a él, lleva a entregar la vida.

En el grupo de los apóstoles surge la ambición, el ansia de poder que los lleva a dividirse (diez contra dos). Jesús, sin dudarlo, los reúne para hablar con ellos y aclarar qué significa estar con él. Estar a su lado no es dominar a los pueblos como hacen los políticos de turno, ni oprimir a los más débiles como sucede con los que ostentan el poder, ya sea político o religioso. Jesús es clarísimo: Nada de eso puede hacerse, si se es seguidor suyo. Jesús sólo quiere que seamos como él, servidores y esclavos, hijos de Dios dispuestos a dar la vida por los hermanos, los de cerca y los de lejos, y en especial por los más débiles.

Reflexionemos, ¿Cómo somos? ¿Cómo es nuestra comunidad? ¿Cómo es la Iglesia que formamos?

Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Adrián Acosta López, CM