Ef 1, 15-23; Sal 8; Lc 12, 8-12.
“El Espíritu Santo les enseñará lo que tengan que decir”
El siglo XX fue el de los millones –sí, sí, millones– de mártires: los del comunismo en Asia, Europa oriental y España; los del nazismo en Europa, los del simple odio a Dios en la Guerra Cristera de México, o los del extremismo musulmán en África.
Puede que a nosotros no se nos presente esta ocasión en nuestra vida, ni que el Señor nos pida esta muestra de amor, pero sí nos pide el martirio que puede suponer día tras día levantarse a la primera y a la misma hora, sonreír cada jornada a esta persona que podemos llegar a no soportar, el callarnos por dentro cada vez que nos venga un juicio negativo sobre esa persona, el seguir poniendo nuestro cariño a pesar de no recibir nada a cambio, el no abandonar el trabajo estipulado por cansancio, el disponerme a ayudar en tal o cual servicio… y tantas cosas que son como pequeñas espinas que podemos ofrecer a Dios, pequeños martirios que hacen de nosotros «otros cristos» y que son manifestaciones de amor a Dios.
En momentos de especial dificultad, el Espíritu Santo nos ayuda, según las necesidades de cada circunstancia.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Adrián Acosta López, CM
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