El 5 de octubre de 2018, día en que los portugueses celebran el establecimiento de la República, tuvo lugar en el Santuario de Fátima el XIV Encuentro Nacional de la Familia Vicenciana.

Fue un día de comunión entre todos los vicencianos de Portugal, que se dirigieron a Fátima desde diferentes parroquias de todo el país. En este encuentro, que reunió a más de 1.000 personas, estuvieron presentes representantes de las siete ramas existentes de la Familia Vicenciana en Portugal: la Congregación de la Misión, las Hijas de la Caridad, la Sociedad de San Vicente de Paúl, la Asociación de la Medalla Milagrosa, la Asociación Internacional de Caridad, colaboradores de la Misión Vicentina y la Juventud Mariana Vicenciana.

El día comenzó con la acogida en el Centro Pastoral de Pablo VI, punto de encuentro y reunión de todos los participantes. Después, todos juntos, nos dirigimos a la Basílica de la Santísima Trinidad para participar en la Eucaristía. La Eucaristía, presidida por Mons. Augusto César, obispo emérito de la diócesis de Portalegre – Castelo Branco, también él misionero paúl, tuvo desde un principio un signo de la presencia de la Familia Vicenciana: en la procesión inicial un representante de cada rama entró con el cartel representativo de la respectiva Rama. En la homilía, Mons. Augusto César hizo referencia al gran don para la Iglesia que es la Familia Vicenciana, e hizo memoria del trabajo de San Vicente de Paúl, Santa Luisa de Marillac y Federico Ozanam.

En la tarde, después del almuerzo, de las oraciones y devociones personales, el grupo se reunió nuevamente en el Centro Pastoral de Pablo VI para reanudar los trabajos.

Después de la acogida con alegres canciones de inspiración cristiana, siguió el momento de la presentación de las diversas Ramas de la Familia Vicenciana. La comunión se genera a partir del conocimiento mutuo y del compartir experiencias. Fue est precisamente lo que se quiso hacer, a través de este momento de presentación de los orígenes y trabajo de cada Rama.

A continuación tomó la palabra el P. José Alves, CM, Visitador de la Provincia portuguesa de la Congregación de la Misión, que puso de relieve los cambios vividos por la Familia Vicenciana. Si hace algunos años se hablaba de la doble familia de San Vicente de Paúl (refiriéndose a los misioneros paúles y las Hijas de la Caridad), felizmente hoy en día podemos hablar en una sola (y gran) Familia Vicenciana, que reúne a todas las asociaciones y movimientos inspirados en el carisma de San Vicente de Paúl. El Provincial de la Congregación de la Misión destacó el trabajo creciente de colaboración entre las diversas Ramas de la Familia Vicenciana, del que es reflejo el Programa de Acción Colaborativa de la Familia Vicenciana, programa de formación de la Familia Vicenciana que, en el año 2018, formó más de 200 vicencianos de todo el país, para una colaboración efectiva entre todas las Ramas. Al final, partiendo de la referencia al Año Misionero Extraordinario, el P. José Alves destacó algunas iniciativas de trabajo misionero de algunas Ramas, animando a todos a que la misión sea profundizada e intensificada en este año misionero.

También estuvieron presentes en la reunión sor Corina Bastos, Consejera General de las Hijas de la Caridad, de visita en la Provincia portuguesa. También sor Corina dirigió unas palabras a los presentes, haciendo hincapié en la alegría por ver palpable la unidad y la vitalidad de la Familia Vicenciana en Portugal.

Durante la tarde, en el auditorio del Centro Pastoral de Pablo VI, tuvimos también la oportunidad de escuchar al Coro de la Unidad Pastoral de Orcos y San Salvador, dirigido por el P. Albertino Gonçalves, CM, que presentó dos nuevas obras, recientemente compuestas en el marco del Año Jubilar por el 400 aniversario de carisma vicenciano y los 300 años de la presencia de la Congregación de la Misión en Portugal, que se celebró el año pasado.

Uno de los grandes momentos de la tarde llegaría a continuación: el estreno de la pieza de teatro musical «Jesucristo Superstar», puesta en escena por el grupo MacPiRemo. Se trata de un musical adaptado de ópera rock de Andrew Lloyd Webber, con libreto y letras de Tim Rice. Presentado en 1970, resalta las luchas políticas y personales de Judas Iscariote y Jesús, y ha sido escenificado en todo el mundo. La acción ocurre, en gran parte, conforme a los evangelios de la Biblia sobre la última semana de la vida de Jesús, comenzando con la llegada a Jerusalén y terminando con la crucifixión.

Este grandioso espectáculo de música, luz y sonido no dejó a nadie indiferente. La belleza del canto, el simbolismo de las expresiones, el retrato de dramas actuales (guerras y naufragio de refugiados), la simplicidad de los escenarios que contrastaba con los juegos de luces… todo contribuyó a que los espectadores se dejanse subyugar por la historia. Una historia ya muy antigua (la historia de Jesucristo), pero que siempre nos toca siempre mucho y, en especial, cuando es tan bien interpretada. Al final, una extensa salva de aplausos fue el agradecimiento más que merecido por parte de todos los miembros de la Familia Vicenciana presentes en el auditorio.

Al final de la tarde, el Coro de la Unidad Pastoral de Orcos y San Salvador subió nuevamente al escenario para la oración de envío y para entonar el sobradamente conocido «Himno a San Vicente de Paúl». Era la manera de cerrar con broche de oro este día de fiesta y de unidad de la Familia Vicenciana de Portugal.

«Jesús nos dio personas que se revelan para nosotros como ejemplos de vida para caminar hacia el amor de Dios», así comenzó el XIV Encuentro de la Familia Vicenciana y fueron estas palabras que estuvieron presentes en el corazón de cada uno en este encuentro. San Vicente fue y es un ejemplo para nosotros y este encuentro sirvió para una vez más recordar los pasos de nuestro fundador. También sirvió para estar en comunión unos con otros y juntos sentir el compromiso de ayudar a los más pobres.

Família Vicenciana de Portugal