Gál 4, 22-5, 1; Sal 112; Lc 11, 29-32,
“Esta generación pide un señal”
Lo que este Evangelio pretende no es reprocharnos, sino recordarnos que ya tenemos la señal que esperamos y necesitamos. No hace falta buscar ni pedir más señales. Hoy se nos hace la invitación a descubrir esta señal, que es la misma de hace 20 siglos: la que muchos no quisieron ver, pero también la que bastó para que muchos creyeran.
La Eucaristía nos habla de Cristo, pues es Cristo mismo. Nos hablan de Cristo los buenos ejemplos que vemos en los demás. ¡Todo nos lleva a Cristo si nosotros lo buscamos! Este es el camino de la fe: avanzar por la vida sin milagros, sin certezas humanas absolutas. Vivir la fe en lo más ordinario.
Teresa nació en Ávila el 28 de marzo de 1515. A los dieciocho años entra en el Carmelo. A los cuarenta y cinco años, para responder a las gracias extraordinarias del Señor, emprende una nueva vida: «O sufrir o morir». Es entonces cuando funda el convento de San José de Ávila, luego quince Carmelos más. Con San Juan de la Cruz introdujo la gran reforma. Sus escritos son un modelo seguro en los caminos de la oración y de la perfección. Murió el 4 de octubre de 1582. Pablo VI la declaró doctora de la Iglesia.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Adrián Acosta López, CM
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