“Vete y haz tú lo mismo»
Gal 1,6-12; Sal 110; Lc 10, 25-37.
Muchas lecciones les ha dado nuestro Señor a los fariseos, pero ninguna tan bella como ésta. Es de esas ocasiones en las que Jesús da a conocer su doctrina y su mandamiento a todos los hombres, y lo hace de manera muy velada. Amar al prójimo no es muy fácil, porque requiere donarse a los demás, y ese donarse cuesta, porque no a todos los tratamos o queremos de la misma manera. Por ello tenemos que lograr amar a todos por igual, sin ninguna distinción; quererlos a todos, sin preferir a nadie, de una manera nueva cada día. Es difícil más no imposible.
Jesús nos ha dado el ejemplo al vivir su propia doctrina: “no hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos”, y él no la dio solo por sus amigos, sino también por sus enemigos, y muchos santos han hecho lo mismo. Perdonar es otra forma de amar.
¡Señor, ayúdame a crecer en la convicción de que tú me has creado para amar y servir en esta vida y que sólo superando mi egoísmo mediante la vivencia del amor, podré gozar de ti y alabarte eternamente en el cielo!
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Adrián Acosta López, CM
0 comentarios