Sb 2, 12.17-20; Sal 53; St 3, 16-43; Mc 9, 30-37.
“Si alguno quiere ser el primero, que sea el servidor de todos”
San Marcos hace notar la incomprensión de los discípulos en relación al anuncio que hace Jesús de su muerte y resurrección, así como su discusión sobre “quien de ellos era el más importante”. Cuando Jesús les pregunta ¿De qué discutían por el camino? Ellos guardan silencio, les da vergüenza decirle la verdad, que mientras Jesús habla de entrega y fidelidad a ellos lo que les mueve es la ambición y la vanidad.
Ante esta situación, Jesús se sienta y los instruye. Es muy importante lo que quiere grabar en sus corazones: su camino no es un camino de gloria, éxito y poder; es lo contrario, conduce a la crucifixión y al rechazo, aunque terminará en resurrección. El discípulo de Jesús ha de renunciar a ambiciones, rangos, honores y vanidades; ha de ocupar el último lugar, ha de ser como Jesús, servidor de todos. También los ilustra poniendo un niño en medio de ellos para que pongan sus ojos en los pequeños, los débiles, los más necesitados de defensa y de cuidado, porque quien acoge a un “pequeño”, está acogiendo al más “grande”, a Jesús.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autora: Luz María Ramírez González
0 comentarios