1Co 10, 14-22; Sal 115; Lc 2, 33-35 ó Jn 19, 25-27.
“A ti, una espada te atravesará el alma”
En este día en que celebramos la memoria de nuestra Señora de los Dolores, el Evangelio nos presenta las palabras del anciano Simeón a los padres de Jesús. Ellos habían subido al templo para cumplir con la tradición de presentar a su hijo primogénito. Ahí Simeón lo tomó en sus brazos, les bendijo y profetizó que Jesús vendría a cambiar muchas cosas en Israel. Incluso María, su madre, quien antes se alegró con su nacimiento, tendrá que pasar también por el dolor cuando vea al hijo sufrir en su pasión, cuando lo vea morir y reciba su cadáver en sus brazos.
A María le reconocemos como madre e intercesora nuestra en todas nuestras dificultades y aflicciones. Ella más que nadie conoció el dolor y el sufrimiento humano, así que hará todo lo posible para estar cerca de nosotros en medio de las pruebas. No dudemos en acercarnos a ella cuando nos enfrentemos a alguna dificultad, sufrimiento o dolor. Ella, como la mejor madre, estará a nuestro lado al igual que lo hizo con Jesús y con los discípulos; ella hará todo para aliviar nuestras penas.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autora: Luz María Ramírez González
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