1Co 9, 16-19.22-27; Sal 83; Lc 6, 39-42.
“¿Puede un ciego guiar a otro ciego?”
Hoy Jesús nos deja claro que él es un maestro con una doctrina de fundamentos sólidos, en contraposición a los jefes de los judíos. En la parábola de los ciegos que guían a otros ciegos nos invita a examinar nuestro modo de actuar en relación con las personas. Siempre es más fácil reconocer las cualidades, defectos, éxitos y fracasos en los demás, pero de acuerdo a la parábola de Jesús, el primer paso para ayudar a nuestros hermanos está en comenzar con nosotros mismos, sin buscar comparaciones o justificaciones. No seamos como esos falsos maestros que engañan a la gente aparentando que guían, que enseñan y que ayudan; no imitemos ni sigamos ese ejemplo, seamos sinceros y transparentes. Así como todos podemos caer en las apariencias de hacer, de enseñar o ayudar, también corremos el riesgo de aparentar que nos dejamos guiar, enseñar o ayudar. ¿Y tú, qué tan sincero y transparentes eres?
Hoy vale la pena preguntarnos cuáles son esas “pajas o vigas” que llevamos en nuestros ojos,
¿Cuánto nos conocemos a nosotros mismos? Pues sólo en la medida que nos vayamos reconociendo y aceptando, podremos ayudar a los otros.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autora: Luz María Ramírez González
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