1Co 2, 1-5; Sal 118; Lc 4, 16-30.

Me ha enviado para dar la Buena Noticia a los pobres…

El Evangelio de hoy ubica a Jesús en la sinagoga de Nazaret, su pueblo natal, lugar a donde acostumbraba acudir los sábados, como todo judío piadoso, integrado plenamente a su comunidad; pero hay un elemento nuevo, ya que en esta ocasión Jesús se pone a predicar.

Jesús se presenta ante sus paisanos de Nazaret no con una predicación apoyada en milagros espectaculares, sino con la fuerza de la palabra de Dios que anuncia la Buena Noticia para los pobres y oprimidos, la esperanza para los decaídos y la libertad para los cautivos. Unos le daban su aprobación y admiraban la sabiduría de sus palabras, mientras otros ponían en duda su identidad, lo sacan y hasta intentan matarlo; pero Él deja en claro cuál es su misión: “Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres…”, misma misión que cada uno de nosotros, como miembros de la Iglesia, hemos de continuar.

Todos los que estaban en la sinagoga tenían los ojos fijos en Jesús y reaccionaron de diferente forma. Durante la Eucaristía ¿Cuál es mi actitud al escuchar la palabra de Dios? ¿La acepto con gusto o pongo en duda lo que me dice Jesús por medio del sacerdote?

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Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autora: Luz María Ramírez González