Jer 30, 1-2. 12-15. 18-22; Sal 101; Mt 14, 22-36.
“Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti sobre las aguas”
En el evangelio de Mateo se sitúa el milagro de Jesús caminando sobre las aguas después de la primera multiplicación de los panes. Jesús se manifiesta con el poder y autoridad de mandar a la naturaleza, con un poder divino. De esta manera queda subrayado su actuar en la adversidad en que se encontraban los discípulos. En la experiencia popular ante las inclemencias naturales hemos escuchado, seguramente más de una vez, que cuando se invoca el auxilio divino –ya sea dirigiéndose a Dios o por la intercesión de la Santísima
Virgen María o de los santos– se experimenta desde la fe una presencia protectora que nos da la paz y la quietud.
Jesús se ha manifestado como el Señor, enseña no como los fariseos y escribas, sino como quien tiene verdadera autoridad. Una autoridad que manda a la enfermedad y al demonio, que perdona los pecados y que da la vida a los muertos. En este pasaje nos invita a confiar en él y a no dudar: “¡Ánimo!, soy yo, no teman”.
A nosotros, como a Pedro y a los discípulos, Jesús nos invita a sabernos acompañados y protegidos con su presencia salvadora.
.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Juan Carlos Reyes Mendoza, cm
0 comentarios