Jer 26, 11-16. 24; Sal 68; Mt 14, 1-12.
“Se enteró Herodes de la fama de Jesús…”
El relato del Evangelio nos presenta a Jesús como una figura notoria en su tiempo, que incluso llegó a oídos del rey Herodes, quien pensaba que era el mismo Juan el Bautista resucitado, a quien él había mandado decapitar por capricho y cobardía. Jesús es una figura pública controversial, aceptado por unos y rechazado por otros. Su mensaje es de salvación, de esperanza y amor, pero no todos responden con una aceptación, como el caso de Herodes, quien también había rechazado el mensaje de Dios que Juan el Bautista le anunció, encerrándolo y asesinándolo.
Tenemos que preguntarnos: ¿Cuál es la respuesta que doy yo al mensaje de Jesús? Considerando que no podemos ser neutrales, y que aceptarlo no es solo verlo como una “figura”, quedándonos en la sola admiración. Aceptarlo nos tiene que llevar a la dicha que el mismo evangelio nos anuncia, es decir, escuchar su mensaje y empeñarnos por llevarlo a la práctica todos los días.
En ocasiones la verdadera fidelidad nos puede llevar a sufrir tribulaciones y persecuciones, incluso a ofrendar la vida. Nos han dado testimonio nuestro Señor Jesucristo y san Juan Bautista.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Juan Carlos Reyes Mendoza, cm
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