“Dichosos los ojos de ustedes porque ven y sus oídos porque oyen”
Jer 2, 1-3. 7-8. 12-13; Sal 35; Mt 13, 10-17.
Jesús llama dichosos a sus discípulos porque son capaces de ver y oír lo que otros no. Dichosos fueron en verdad al ser testigos de todo lo que Jesús realizó, convivir con Jesús diariamente y poder decir: ¡es verdad, él es el Mesías! Este es un don que nadie les podrá quitar. Algo muy importante para nosotros es que ellos fueron capaces de dar la vida por aquel que vieron y oyeron, creyeron firmemente en Jesús hasta el límite.
En nuestra vida, cada día somos testigos de la presencia viva de Jesús en medio de nosotros, pero aún nos sucede como dice el evangelio, tenemos endurecidos los sentidos a la presencia de Dios; a la providencia le llamamos suerte, a los milagros, casualidad, a la presencia del Espíritu Santo, le podemos llamar corazonada, en fin le ponemos otros nombres y seguimos sin ver ni escuchar lo que Dios quiere decirnos para bien nuestro.
Te invito a renovar el propósito de leer el evangelio cada día como medio para abrir tus sentidos, y acudir a la eucaristía para agradecer a Dios los dones recibidos.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Norma Leticia Cortés Cázares
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