Jer 23, 1-6; Sal 22; Ef 2, 13-18; Mc 6, 30-34.
“Y se puso a enseñarles muchas cosas”
Los apóstoles han iniciado la Misión encomendada, Jesús los recibe al regreso, los escucha y los invita a retirarse a descansar.
El mundo moderno ve el descanso como pérdida, monetaria, por supuesto; se nos inculca que debemos hacer algo mientras descansamos, de no hacerlo así, somos unos flojos.
Menos aún pensar en ir y participar en un retiro. ¿Sabes lo bien que le hace a un cristiano un tiempo de retiro? En realidad es algo muy sencillo, es aceptar una invitación de Jesús de apartarte un rato de las prisas y quehaceres, y vivir un encuentro más cercano con él desde su Palabra, desde la meditación y oración personal, para enseñarnos como a los discípulos muchas cosas que solo se aprenden a través de la oración.
Algunas veces puede pasar que de camino a misa, a un retiro, a una charla, nos encontramos con un necesitado, como le pasó a Jesús y a sus discípulos ¿qué debemos hacer? Fácil: lo que hizo Jesús: detenerse, tener compasión. San Vicente de Paúl llamaba a esto: “Dejar a Dios por Dios”. Que en realidad no es dejarlo, sino encontrarlo de otra forma.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Norma Leticia Cortés Cázares
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