Am 7, 10-17; Sal 18; Mt 9, 1-8.
“¡Ánimo, hijo! Tus pecados te son perdonados”
¿Cuál es el pecado más grave? Muchos podemos pensar que matar, sin embargo el salmo nos puede sorprender declarando que es la soberbia.
Los letrados, los maestros de la ley, se sentían dignos para juzgar a las personas, considerándolas más pecadoras que ellos. ¿Cuántos de nosotros seguimos actuando de esta manera, cayendo entonces en el pecado de soberbia? San Gregorio escribe: “La soberbia no se contenta con extinguir una virtud; se yergue sobre todas las partes del alma y, como enfermedad pestífera, corrompe todo el cuerpo.”
Se dice que el pecado de Adán y Eva fue la soberbia, querer ser como Dios o más que Él.
En fin, vamos por la vida pensando mal de los demás, decidiendo quién es digno o no de que Dios le conceda su gracia, criticando el bien que realiza alguien por amor a Dios y que a mí me llena de envidia. ¿Quién soy yo para juzgar a los demás?
Señor Jesús ayúdame a ser humilde, a reconocer que todo nos viene de Dios.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Norma Leticia Cortés Cázares
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