Am 5, 14-15. 21-24; Sal 49; Mt 8, 28-34.
“Busquen el bien y no el mal si quieren vivir”
Volvemos al evangelio de san Mateo; sugiero inicien su lectura del día desde el versículo 23 en donde los discípulos, después de que Jesús calmó la tormenta, acaban preguntándose: ¿Quién es éste, que hasta los vientos y el lago le obedecen?, contrario a lo que en el versículo 29 los dos endemoniados gritan a Jesús: ¡Hijo de Dios!
Hablando sobre este texto San Vicente de Paúl, en una charla a las Hijas de la Caridad les comparte: “¿Cómo es posible que los demonios reconozcan al Hijo de Dios y nosotros no seamos capaces de verle en aquellos que su Caridad nos ha encomendado servirle?” (refiriéndose a los pobres).
Nuestra vida transcurre en constantes encuentros, acontecimientos, lugares, trabajos; en cada uno de ellos Jesús nos acompaña y por muy difícil que se tornen él siempre estará dispuesto a brindarnos su protección y su ayuda para que seamos capaces de cumplir la misión que el Padre nos encomiende, al igual que él lo hizo. Jesús prefirió la pérdida de esos rebaños de cerdos a permitirle a los demonios hacer daño.
Jesús nos invita a no temer, a confiar en él.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Norma Leticia Cortés Cázares
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