1 Re 21, 17-29; Sal 50; Mt 5, 43-48.
“Amen a sus enemigos”
«…Y oren por sus perseguidores”, nos sigue diciendo Jesús, en esta nueva y revolucionaria lógica que nos propone vara vivir y transformar el mundo: la ley del amor.
Hay una historia (por unos defendida y desmentida por otros) de una mujer negra sudafricana que perdona al asesino de su esposo y de su único hijo. Está ante la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, después del Apartheid. Ante la pregunta sobre qué desea para el asesino (un ex oficial de la policía, blanco), la anciana responde: Como ya no tengo familia, quiero que el señor Van der Broek se convierta en mi hijo. Me gustaría que viniese dos veces al mes al gueto y pase un día conmigo de modo que yo pueda derramar sobre él cualquier amor que aún quede en mí. También deseo, y éste sería el deseo de mi esposo, que alguien me guíe al otro lado de la sala para poder tomar en mis brazos al señor Van der Broek y abrazarlo, y hacerle saber que está verdaderamente perdonado.
Cuando alguien acudió a guiar a la anciana al otro lado de la sala, el señor Van der Broek, abrumado por lo que acababa de oír, cayó desmayado.
¡Qué tremendo poder transformador tiene el perdón! ¡Cura las heridas e ilumina la vida!
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Silviano Calderón, cm
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