1 Re 19, 19-21; Sal 15; Mt 5, 33-37.
“Ustedes digan sí cuando es sí, y no cuando es no”
Leyendo este evangelio recordé una historia, de las que contaba Anthony de Mello: “Había un viejo sufí que se ganaba la vida vendiendo toda clase de baratijas. Parecía como si aquel hombre no tuviera entendimiento, porque la gente le pagaba muchas veces con monedas falsas que él aceptaba sin protestar.
Cuando le llegó la hora de morir, alzó sus ojos al cielo y dijo: –¡Oh, Señor! He aceptado de la gente muchas monedas falsas, pero ni una vez he juzgado a ninguna de esas personas en mi corazón, sino que daba por supuesto que no sabían lo que hacían. Yo también soy una falsa moneda. No me juzgues, por favor.”
Me cuestiona profundamente la frase “yo también soy una falsa moneda”. Un billete falso “parece” tener valor, pero no hay un bien que lo sustente, es un fraude. Y Jesús me pide ser auténtico y transparente: decir “sí” o “no”, sin enredos, sin escondrijos, sin máscaras. Me pide “ser”, no sólo “parecer”. Ser un hombre que construye el Reino, que acoge su evangelio y se esfuerza por hacerlo vida con sus acciones y su compromiso diario.
Que mi vida sea como la de Jesús, un cristal puro y transparente, que refleja, sin filtros, el amor.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Silviano Calderón, cm
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