1 Re 19, 9-16; Sal 26; Mt 5, 27-32.
“Si tu ojo derecho te es ocasión de pecado…”
“…Sácatelo y tíralo lejos de ti.” Alguien dijo que el mundo estaría lleno de tuertos si aplicáramos literalmente este texto. Yo, el primero.
Pero si no lo aplicamos literalmente, sin duda debemos tomarlo muy en serio.
La Ley llevada a su plenitud que nos está proponiendo Jesús nos conduce a lugares de inmensa delicadeza y sensibilidad en nuestro trato con los demás. Sólo con mirar puedes cometer adulterio, dice Jesús, porque la infidelidad comienza en el corazón. “El que no ama a su hermano es un asesino”, nos dirá la 1ª Carta de S. Juan (3,15), es decir, también con el corazón se mata, y con la lengua, y con el pensamiento. La indiferencia y la falta de solidaridad también son
causa de dolor y de muerte. El que da una pequeña “mordida” también está construyendo ese imperio de corrupción en que se ha convertido nuestro país.
Jesús nos llama a vivir la Ley en su plenitud, nos remite a la ley fundamental o la suma de todas las leyes: el amor. El amor nos hace sensibles y detallistas, el amor nos hace ser “creativos hasta el infinito” (S. Vicente).
Ama y haz lo que quieras (S. Agustín).
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Silviano Calderón, cm
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