“Recibirán cien veces más en esta vida, junto con persecuciones; y en el otro mundo, la vida eterna”
1Pe 1, 10-16; Sal 97; Mc 10, 28-31.
Quienes tenemos la dicha de haber participado en misiones o en la vida de iglesia, hemos comprobado la veracidad de esta promesa de Cristo, ya que siempre recibimos cien veces más en padres, hermanos y bienes, después de una edificante y rica experiencia de misión.
Pero no todo acaba ahí, las experiencias de misión suelen ser períodos cortos, muchas veces reducidos a la semana santa, o a quince días en otra época del año. Cuando tratamos de vivir el evangelio en el día a día y comprometernos en la búsqueda de la paz, la justicia, la igualdad, la libertad, la fraternidad, el respeto a la dignidad humana… es cuando nos vienen las persecuciones y dificultades. Con todo ello, no olvidemos que junto con las persecuciones y el ciento por uno de bienes y familiares, Jesús nos promete la vida eterna.
Además, nos dice en el evangelio de Lucas: “Alégrense, no porque los demonios se someten a ustedes, sino más bien porque sus nombres están escritos en los cielos.” (Lc 10, 17-20), y en las bienaventuranzas: “porque su recompensa será grande en los cielos” (Mateo 5, 3-12).
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Jesús Santoyo Mondragón, cm
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