Hch 11, 19-26; Sal 86; Jn 10, 22-30.
“Mis ovejas escuchan mi voz”
Hoy, la mirada de Jesús sobre los hombres es la mirada de quien toma bajo su responsabilidad a las ovejas que le son confiadas y se ocupa de cada una de ellas. Entre él y ellas crea un vínculo, unidad de conocimiento y de fidelidad: “Escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen” (Jn 10, 27). La voz del Buen Pastor es siempre una llamada a seguirlo, a entrar en su círculo magnético de influencia.
El pasaje del evangelio nos invita a renovar también nosotros nuestra fe y nuestro seguimiento de Jesús.
¿Podemos decir que le escuchamos, que le conocemos, que le seguimos? ¿Es él de verdad el Señor de nuestra existencia? ¿Ajustamos nuestra vida personal, familiar, social, al imperativo de su Palabra que es el amor manifestado en el servicio? ¿Somos miembros activos de su Iglesia, el pequeño rebaño de ovejas que él tiene en sus manos? Tendríamos que hacer nuestra la actitud que expresó Pedro: “Señor, ¿a quién iremos? tú tienes palabras de vida eterna”.
Gracias Señor por el don de la fe. Por ella podemos, poco a poco, ir conociendo tu identidad, amarla e identificarnos con ella. Así, tú logras que vayamos creciendo en nuestra pertenencia a ti.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Juan Rodríguez Gaucín, cm
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